El mercado de financiamiento verde crece rápidamente en el mundo a raíz de los acuerdos internacionales contra el calentamiento global. No se trata de una moda y menos de una decisión opcional. Los gobiernos se han puesto metas claras para reducir sus emisiones contaminantes y de efecto invernadero y, en ese proceso, están involucrando al sector privado, en especial a todo el ecosistema financiero del mundo.

Desde el punto de vista del inversionista, esta es una nueva línea de financiamiento que aún está en construcción. Sin embargo, está claro que apunta a aquellas iniciativas destinadas al cambio de matriz tecnológica, ahorro de energía y desarrollo de la sostenibilidad en los procesos productivos. “Como es un tema nuevo, recién se está definiendo el concepto, pero ya se están creando una serie de instrumentos financieros”, explica el investigador Fernando Prada.

Para el también integrante del Foro Nacional Internacional (FNI) está claro que existe una decisión muy clara de los financistas por empezar a apostar por los proyectos con foco en la sostenibilidad. Prada destaca que jugadores muy fuertes están impulsando este nuevo mercado. Uno de estos es la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP/FI, según sus siglas en inglés), que, conjuntamente con bancos globales, desarrolla instrumentos financieros verdes.

De allí se desprende el impresionante crecimiento de los “bonos verdes”, de gran demanda entre los inversionistas, y muestra cómo las empresas a su vez están atando sus inversiones a estos tipos de proyectos. Por ejemplo, Prada señala que hoy le será más fácil a una empresa constructora emitir una serie de bonos financieros con un proyecto que involucre una reducción de emisiones de su industria. Ese es el caso de Ferreycorp.

Esta compañía ha sido la primera empresa en estructurar un programa de bonos verdes en el sistema financiero peruano. Este préstamo verde está vinculado al desempeño de la firma en determinados indicadores de buen gobierno corporativo, sostenibilidad ambiental y social, que fueron certificados por la clasificadora independiente Vigeo Eiris. Por el lado de multilateralismo, también se encuentran muy activas la CAF y el BID, organismos que están estructurando instrumentos de financiamiento verde, para reducir emisiones y renovar tecnología.

DÓNDE INVERTIR

Según el informe “Creating Impact: The Promise of Impact Investing”, desarrollado por el IFC (International Finance Corporation), perteneciente al Banco Mundial, existe un creciente interés por este tipo de inversiones, valorizado en la actualidad en US$26.000 millones. Las denominadas también ‘inversiones de impacto’ son las realizadas en compañías, organizaciones y fondos con la intención de generar impacto social, medioambiental y retorno financiero. Pueden hacerse tanto en mercados desarrollados como emergentes. De hecho, la Bolsa de Valores de Lima (BVL) posee bonos verdes dentro de su portafolio de inversiones, para los que deseen emitir bonos para financiar proyectos de mitigación o adaptación al cambio climático.

En ese sentido, para acceder a este tipo de inversiones, se puede hacer a modo de inversión tradicional, aportando capital a emprendimientos sociales o compañías con foco en la sostenibilidad. Polo Macera, Director Creativo de Libélula, explica que la Coalición Perú Economía Verde está tejiendo una gran red de contactos de estas iniciativas. Si hoy trabajan con 100 emprendimientos verdes, proyecta que en el corto plazo tendrán un total de 1000 empresas; muchas de las cuáles se desarrollan en diferentes regiones. “Estas empresas aún no son valoradas por su aporte en la sociedad y en el clima. Sin embargo, eso cambiará en la medida que los inversionistas estarán a la búsqueda de nuevas opciones verdes”, agrega.

Por otro lado, también se puede acceder a financiamiento verde. Por ejemplo, la Caja Municipal de Huancayo ofrece financiamiento verde a empresas que busquen un cambio de matriz tecnológica, para adaptar su actual tecnología a una de bajas emisiones y menor impacto en el medio ambiente. En el caso de las inversiones inmobiliarias para personas naturales, es posible invertir en proyectos verdes a través del Fondo MiVivienda Verde, que otorga créditos inmobiliarios con beneficios en caso de que el desarrollo inmobiliario cuente con indicadores de bajo consumo de electricidad y agua.

En ese sentido, mientras que los Bonos Verdes representan una alternativa de financiamiento, que exige mayores costos y tiempos de estructuración, las tasas de interés de los préstamos verdes dependen de que la empresa o el proyecto a desarrollar cumpla con determinados estándares de sostenibilidad ambiental, que son validados por certificadoras internacionales, proceso similar al hecho por las calificadoras de riesgo. Los beneficios se traducen en varios aspectos: menores costos financieros y posicionamiento responsable frente a los consumidores.

CRITERIOS PARA LA APUESTA

Un detalle importante a tener en cuenta, apunta María Angela Prialé, profesora asociada de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad del Pacífico, es que, si bien se invierte en empresas con buenas prácticas, ambientales, sociales y de gobierno corporativo, se espera que estas sean capaces de generar retorno financiero, aunque este último no se dé necesariamente en el corto plazo. Es decir, la apuesta es a la visión y estrategia de largo plazo de la compañía, y no solo por lo reportado en los estados financieros trimestrales.

Por lo tanto, para identificar las empresas en las que invertir, es necesario mirar indicadores no solo financieros, sino extraídos de los reportes de sostenibilidad de las empresas en los que se usan estándares como el del Global Reporting Initiative (GRI). Los criterios ambientales consideran cómo se desempeña una empresa como administrador de la naturaleza. Los criterios sociales examinan cómo gestiona las relaciones con los empleados, proveedores, clientes y las comunidades donde opera. La gobernanza se relaciona con el liderazgo de una empresa, el pago de ejecutivos, las auditorías, los controles internos y los derechos de los accionistas.